Siempre había querido visitar Darjeeling, el llamado Estado del té. Cuando llegué a Nueva Delhi y sus 48 grados decidí que esta vez por fin lo iba a visitar. Cogí un tren en Nueva Delhi a las 8.30h de la mañana para llegar a la estación de New Jalpaiguri al día siguiente a las 12.30h del mediodía. Pero el último tramo del viaje fue bajo una intensa lluvia así que el tren se retrasó unas 3 horas. Durante todas esas horas de espera estuve revisando la guía de viajes y finalmente me decidí por no ir directamente a Darjeeling. En lugar de eso me quedaría en Kurseong que está a unos 80 km de distancia ya que hay un tren pequeñito que recorre las montañas hasta Darjeeling y que se llama “tren de juguete”.
Entre los alojamientos disponibles, me decidí por probar una de las homestays (residencia en casas familiares) en una pequeña comunidad llamada Makaibari. Aunque me pareció un poco caro para ser una casa familiar, me alegro muchísimo de haber tenido una oportunidad así porque realmente fue una atentica estancia con una familia. Estuve con la familia, cenamos, vimos la tele, estuve jugando con la niña pequeña de la familia y disfruté de una autentica comida casera!
Fue una experiencia increíble, de esas que son difíciles de vivir ya que muchos de los sitios autodenominados “homestays” en realidad son hostales dirigidos por una familia. Pero en Makaibari de verdad estás en la casa de una familia y puedes ver la sencillez con la que viven y la vida tan dura que tienen. También puedes combinar la estancia con una visita a la fábrica de té y a las plantaciones y hasta recoger tu propio té!
Tras unos días en la tranquila aldea de Makaibari, ¡sí! Cogí el Toy Train hacia Darjeeling!!!